domingo, 5 de febrero de 2012

Sábados y Domingos

Hoy es el día de la semana que de pequeño siempre tuve como favorito junto al sábado.


Los sábados me encantaba que cuando iba entrando la noche mi madre me dijera que me arreglara, desde siempre he tenido mi ropa favorita, y aunque mi madre me preparaba la ropa si esa camiseta que había encima de la cama no estaba dentro de mis favoritas tenía que decirme otra ropa si o si. No había sábado que no saliéramos, y cuando ya estábamos, como se dice en Porcuna, “por ahí arriba” nos juntábamos con todos sus amigos y sus hijos, mis amigos, formábamos una pandilla de diez chiquillos y chiquillas más o menos, que nos pasábamos la noche dando viajes a la casetica azul de la Antonia a comprar chuches, que por cierto a mi me daba una vergüenza para morirme y siempre me las compraba alguien. También nos peleábamos y siempre salía alguno llorando, sino era yo, raro era, jugábamos al escondite y a mil juegos más que se nos ocurrieran.


Los domingos nos poníamos el chándal y nos íbamos a Cayo Coco, a mi chalé, allí hemos jugado a todos los juegos posibles, nos hemos caído miles de veces, nos hemos peleado mas veces todavía, pero lo que reíamos esos domingos no tiene nombre. Hemos roto todo lo que teníamos entre manos, no había domingo que no nos regañaran por algo malo que habíamos hecho. Lo mejor sin duda el día que nos colamos en el chalé del vecino, nos pillaron, mi chancla se quedo a medio camino, el vecino llegó a mi chalet dando con una marra en la puerta y tupió a nuestras madres mientras todos lo poníamos verde. ¿A quién pusieron calentito cuando llegó a su casa? A mi hermana y a mí.

Ahora los sábados los paso viendo la televisión o pasando frío en un botellón y los domingos limpiando mi piso, levantándome tarde y con depresión.

¿Qué daría por volver a esos sábados y a esos domingos?

No lo se, pero me encantaría poder disfrutar de esos días una vez más.

1 comentario: